Que sólo voy a darte cosas que duelan, te dije...
que me gustaría explicarte y que entiendas, pero no puedo.
Vos me miraste, confundido y triste,
en el túnel oscuro debajo de las sábanas blancas
me besaste la frente, sonreíste.
Con la punta de los dedos adivinaba los gestos de tu cara,
me mordiste y dijiste: Cuidado! "hay cosas inevitables, mi amor".
Me puse las patas de rana, te abracé fuerte y me fuí nadando...
bajando de la cama. Quise agarrarte de los pies. No lo hice.
Me fuí buscando un lugar donde esconderme, quería buscar excusas
que me hicieran sentir menos culpable. Tenía miedo de descubrir
que sí, podíamos ser felices.
Y me dí vuelta y ahí estabas, sonriendo, alto y tranquilo...
"Ví las burbujas, me dijiste, no fuiste tan lejos".
La culpa no existe, siempre me decías.
Ahora lo sé,te dije, pero necesitaba entender.
- ¿Lo hiciste?
Estoy en éso, te respondí.
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